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    Hasta Albert Einstein cita en sus obras algunos haiku demostrando que en su vasto saber también había lugar para la poesía. No podía ser de otra manera.
    Un gran cineasta ruso, Andrei Tarkovski, nos indica cuál debe ser el sentido último de un haiku cuando expresa: "El lector de un haiku tiene que perderse en él como en la naturaleza, tiene que dejarse caer en él, perderse en sus profundidades como en un cosmos, donde tampoco hay un arriba y un abajo."
    Los poetas japoneses, incluso todos los artistas, no se contentan simplemente con observar la realidad. Ellos, sin prisa, sin orgullo, sin desesperación, buscan un sentido eterno. Así lo han hecho grandes poetas como Sokan, Basho, Issa, Shiki, por nombrar solo algunos de los orientales. También muchos occidentales entre ellos latinoamericanos, han intentado aprehender desde el propio silencio, lo "no-dicho" en cada uno de sus poemas.