miércoles, 18 de noviembre de 2015

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HAIKU    -  Intensidad del sentimiento, brevedad en el decir

                                                                         
                                                                 Es primavera
                                                                                      la colina sin nombre 
                                                                                      entre la niebla.
                                                                                 Basho
                                                                             (1644-1694)

    En este poema donde pareciera que la economía verbal fuera la norma, el poeta ha tratado de combinar varios elementos. Quien lo lea se sentirá invitado a adentrarse en ellos y, si le place, continuará la maravillosa travesía que es recrear sus versos.
    Matsuo Manefuso o Matsuo Basho o simplemente Basho, nació en Japón. Perteneció a una familia de samurái o samuray, voz japonesa que significa "servidor". Los samuráis era guerreros al servicio de un señor feudal o "daimyo. Originariamente, un samurái era un campesino que asistía y acompañaba a su señor durante la guerra. Paulatinamente se fue convirtiendo en miembro de una casta militar o "buke", dedicado esclusivamente a las prácticas guerreras. Llevaba consigo dos sables y poseía  un gran privilegio de vida sobre su pueblo rigiéndose por un código de normas muy estrictas. Cuando se instaló la paz entre los suyos, los samuráis se fueron convirtiendo en seres parasitarios. Había en ellos un exacerbado sentido nacionalista y un notorio descontento con el "shogun", lo que los llevó a defender la restauración del emperador en l885, y Japón,  a pesar de su apertura hacia Occidente, revivió el código Bushido en su ejército nacional.
    Sin embargo, Basho no se dedicó a la misma tarea que sus antepasados sino que fue un gran estudioso del Budismo Zen y del Taoísmo. El Tao es el origen de todo mas es, también, el gran vacío. El Taoísmo enseña a ver la vida como un camino, a no querer abarcar objetivos demasiado grandes ni ambiciosos. Se trata de "seguir  una vía de perfeccionamiento espiritual" creando un vacío en el alma a fin de acercarnos al Tao por la vía de la no-reflexión y el no-pensamiento. El haiku enseña a beber de estos conceptos, a permanecer en contacto íntimo con la naturaleza y "armonizar" nuestra propia existencia con el devenir natural del Universo.



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