martes, 16 de agosto de 2016






REENCUENTRO
Tiempos ausentes, soledad tan fría...
Estigmas escondidos de recuerdos.
Y en esta tumba helada han quedado
tus memorias nutriendo tu silencio.
Oh, hija preciosa que me diste
la dicha de acunarte y entre besos
verte crecer, soñar y regalarme
tu sonrisa, tu voz y tus anhelos.
Belleza derramada humildemente.
Manantial de bondad todos tus gestos.
Entrega generosa como médica;
lámpara azul que no apagará el cierzo.
Si es tu voz, mi Marita, que yo oigo, 
espiral infinita de un recuerdo
va inundando mi mente que hoy desea
recuperar tu vida en Otro Tiempo.
Me has dejado la flor de tu sonrisa
y el signo de tu amor me trae el viento.
Hay en tu mudo adiós de despedida
el preludio insondable de lo eterno.
Yo te regalo el llanto de mis días,
de mis noches eternas y sin sueño. 
Si te fuiste de pronto quizás quieras
que yo siga añorando tu regreso.
O quizás simplemente allá en lo Arcano,
tu padre - un caudal de sentimientos -
en remanso de amor hoy te acaricia
como antes, la niña de sus sueños.
Me he quedado muy sola en esta espera...
Es mi crepúsculo incierto secreto
con lágrimas de sal que me desvelan
en la semipenumbra del invierno.
Tu mirada, dolor que tú escondías
mas la Luz insondable de lo Eterno,
hoy me acerca, ¡oh, hija! hacia la Vida
donde el Amor es puro y verdadero.
Y bebiendo el ayer de primaveras,
otros días celestes yo presiento.
La memoria de un libro no perdido
me acerca hasta Dios en Otro Cielo.
Muy juntas para siempre, ¡hija mía!,
ya no habrá   sombras en el tiempo nuestro.
La red de toda duda se disipa
en el sublime abrazo del REENCUENTRO.

Tu madre