jueves, 12 de septiembre de 2013

SONETO 2- Cuando el silencio es voz

Desmáyanse mis horas sin tu esencia,
Minúscula materia vulnerable,
en este espeso bosque impenetrable,
otrora todo luz con tu presencia.

Noctámbulos mis días sin cadencia,
insomnes tras la estela inescrutable
de tu limpia mirada imperturbable
desde el hondo silencio de tu ausencia.

En la cresta dorsal  del Infinito
dormita la humildad de tu alabanza,
delirio de un amor que dio cabida

en el límpido umbral de la esperanza
a la eterna promesa de la vida
que derrama en los átomos su grito.


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