jueves, 12 de septiembre de 2013

MI TRISTEZA- Cuando el silencio es voz

Indefinible y áspera, sin color, sin aristas,
duele muy dentro y pesa como una carga lívida.

Se agranda con la noche, se espesa en la neblina
escondida en la dura y perversa agonía.

Hay en la solitaria abstracción de la vida
la inmensa, indescifrable procelosa utopía.

En los huecos del miedo, inmóvil y distinta,
mi tristeza –una a una- desanda mis fatigas.

Se estremece el silencio, se intuye y se aniquila
el milagro esperado que cincela el enigma.

Hoy las heladas aguas inmóviles, sin vida,
del río del  olvido reflejan lejanías.

Espectros que se mueven en el vaivén sin prisa
de esta vida que yace en la tristeza mía.


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