Acunan mis sienes
distancias y
ausencias;
distancias que fueron
ausencia
descalza.
En un infinito
de mares sin nombre
aún me sonríen
tu nombre y tu rostro.
Quizás una tarde
de ardiente verano
tu risa desnuda
devele la incógnita
del silencio lúgubre
de esa
Siempreviva
que en ti yo descubro.
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