jueves, 12 de septiembre de 2013

MADRIGAL- Cuando el silencio es voz

Qué diera yo por verte
volviendo para siempre de tu exilio,
lugar inexorable e ignorado
al que llamamos Muerte…
Qué diera yo por verte
nuevamente feliz y enamorado
en nuestro eterno idilio.
Quizás pueda tenerte
el día en que en mi auxilio,
algún ángel me absuelva de pecado.
Entonces sí, Amado,
de mí, tú no podrás ya deshacerte.
Habrá un vergel de luz puro y sagrado
Animando mi fe por merecerte.


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