jueves, 12 de septiembre de 2013

SIN MAÑANA- Cuando el silencio es voz

En este atardecer claro y sereno,
mirando el monte espeso a la distancia,
te he visto aparecer con tu sonrisa
tan límpida y feliz como tu alma.

Y mis ojos absortos –ayer ciegos-
no podían creer lo que miraban.
Allá en una nube mensajera
tú escribiste mi nombre en lontananza.

La quieta mansedumbre del poniente
mi nombre estremecido destacaba.
Tras un suspiro largo y muy profundo
tu nombre se escapó de mi garganta.

Mas los últimos rayos del ocaso
perfilando difusas pinceladas,
borraron nuestros nombres de la vida
y yo me quedé sola y sin mañana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario