jueves, 12 de septiembre de 2013

EL MONTE- Cuando el silencio es voz

Aquel monte distante me recuerda
mis sueños de muchacha
pasajera de un tiempo que me lleva
a desandar distancias
tras el gozo febril de una quimera
trocada en una lágrima.
Cae la noche reflejando estrellas
en lo arcano del alma
donde pugnan silencios y tristezas
apenas esbozadas.
El monte se ha opacado entre la niebla.
La luna llena clama
quebrada por el río que la lleva
en el tropel del agua.
La miro así, tan rota y descompuesta,
sola y desamparada,
tan parecida a mí en su tristeza,
que su temblor me atrapa.
El monte oscurecido se asemeja
al eterno fantasma
que me habita desde que tú te fueras
y mi voz no te alcanza.


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