En la escala feliz que conjugamos
No hubo desencuentros.
Fueron largos los días prodigados
En dulce sortilegio.
La vida tuvo mieles y fracasos;
También tuvo silencios.
En un ocubre tierno traspasamos
la calidez del tiempo
porque vino el retoño tan deseado,
el sublime proyecto,
a colmar nuestra vida de entusiasmo
y de claros anhelos.
La hija, ¡nuestra hija!, había llegado.
¡Un regalo del cielo!
Fueron límpidas alas nuestros brazos
Para acunar sus
sueños.
Y fue un gracias profundo revelado
al Dios del Universo.
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